domingo, 27 de marzo de 2016

Gracias por el fuego

La pasión se terminó, se terminó en tal forma, que ahora no sé si alguna vez existió, pero mi memoria, no mi cuerpo, mi memoria dice que existió. Puede ser. En cuanto al amor, el amor sin pasión digamos, es un concepto tan abstracto y general, que a lo mejor sigue existiendo pero sin importar mucho. Estoy acostumbrado a ella, al orden que impone en la casa, a su modo frío de dialogar, a su estilo un poco histérico para enfrentar las preocupaciones, a la cara dormida de sus sueños, a su risa metálica, a sus cremas, a su piel, a sus murmullos, a sus depresiones, a sus impertinencias, a sus nalgas. Pero costumbre no es necesidad. Antes la necesité, ahora no. ¿Qué pasa entonces entre ella y yo? Pasión ya no, quizá amor laxo; necesidad ya no, quizá costumbre. ¿Qué palabra puede resumir todo eso? ¿Cariño? ¿Estima? ¿Aprecio? ¿Simpatía? ¿Indiferencia? ¿Fastidio? ¿Aburrimiento? ¿Rabia? En realidad, yo me dejo vivir. Vamos a no investigar demasiado. Ni siquiera en mí. Hasta un miope podría darse cuenta de que esto no es la felicidad.
.
BENEDETTI, M. Gracias por el fuego. Buenos Aires: Editora Sudamericana, 2000. p. 139.
.

No hay comentarios.: