martes, 20 de septiembre de 2016

Los sueños de Helena

Aquella noche hacían cola los sueños, queriendo ser soñados, pero Helena no podía soñarlos a todos, no había manera. Uno de los sueños, desconocido, se recomendaba:
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- Suéñeme, que le conviene. Suéñeme, que le va a gustar.
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Hacían la cola unos cuantos sueños nuevos, jamás soñados, pero Helena reconocía el sueño bobo, que siempre volvía, ese pesado, y a otros sueños cómicos o sombríos que eran viejos conocidos de sus noches de mucho volar.
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Eduardo Galeano | "Los sueños de Helena".
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