viernes, 7 de abril de 2017

Testamento ológrafo [Parte 2]

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Yo, Rogelio Velasco, divorciado y vuelto a emparejar, nacido en Mercedes hace 65 años, dejo mi cámara fotográfica a mi ex mujer, porque fue con esta Rolleiflex que tratamos de fijar ciertos instantes de nuestra breve bienaventuranza. Todavía guardo algunas de las fotos en una caja de zapatos. Por ejemplo, la del zoo de Buenos Aires, donde estás mirando extasiada a la mona (una orangutana bastante despabilada) que, al verse enfocada por mi cámara, asumió una postura sorprendentemente fotogénica. Salvadas las distancias, traía el recuerdo de la Venus del Espejo.
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También están las de la luna de miel. Entre otras, las que nos tomó el solícito camarero en un restaurante de Piriápolis. Además de escandalosamente jóvenes, parecemos felices y tal vez lo fuéramos. ¿Vos te acordás de cuál fue el origen de nuestro distanciamiento? Yo no. Sinceramente, no me acuerdo. Quizá fue un proceso lento. La conquista de la indiferencia también lleva su tiempo. Sin celos recíprocos, que son tan molestos pero que al menos otorgan vigor y sentido a una ruptura. Hoy, tantos años después, siento a veces un poco de nostalgia. Lo curioso es que no te añoro a vos. Más bien echo de menos ciertos lindos momentos que pasamos, cierta paz que edificamos y compartimos. ¿Vos no?
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Ahora tengo mi pareja y vos tenés la tuya. No obstante, en mi caso al menos, no es lo mismo. Es una relación cómoda, agradable, estimulante, de diálogo fluido, pero sin inocencia. Ésta es irrecuperable, no admite simulacros ni parodias. En otra foto estás vos sola, divertida, haciéndome una morisqueta. Reconozco que el humor era un buen ingrediente de nuestra convivencia. Sabíamos burlarnos uno del otro, y también cada uno de sí mismo. Sin dejar heridas. Eso también lo he perdido. Ahora cuando me burlo, hiero, y cuando se burlan de mí, me siento herido. ¿Será que con los años uno se vuelve necio y rencoroso?
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La foto que prestigia la colección es una que te tomé en la playa, no me acuerdo cuál. Tu malla (que creo recordar era verde aceituna) es discreta, pero sabías lucir las piernas. Éstas eran quizá todavía lo son espléndidas, y vos bien que lo sabías.
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Mario Benedetti | "Testamento ológrafo".
[Parte 2]
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