viernes, 19 de enero de 2018

Un soneto emocionado

No faltaron tormentas aquel año,
me echaron de las barras de los bares,
desgarré mi camisa de lunares,
dejamos de jugar a hacernos daño.
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Rimando la canción del desengaño,
deserté de los fuegos malabares,
cambié las alegrías por soleares
y al tipo que te amó por este extraño.
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Me acosaron alarmas imprevistas,
sufrí, te perdí, fui tropezando
extramuros del furo del artista.
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Prófugo de un dolor que ya no existe,
llevo 500 noches celebrando
la impúdica belleza de estar triste.
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Joaquín Sabina | "Un soneto emocionado".
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